Llevo varios días haciendo que no me entero. Pero me entero. Como si no me afectara. Pero sí que me afecta. Y miro a mi alrededor y todo son motivos para deprimirme, para retirarme, para acojonarme. Y hoy, de repente, me quita el sueño. Y me cago en su puta madre.
Y me da por pensar que eso es precisamente lo que quieren. Tenernos acojonados en nuestras casas, sin pensar, sin hablar, sin protestar.
Me gustaría ser neutral, y disparar a todos lados por igual. Disparar con mis balas. Con palabras. Porque nos están atacando. Estos vaqueros nos atacan.
Si, creo que son vaqueros. Porque nosotros tenemos mas pinta de indios. Y me gusta mas la idea de que mis palabras sean flechas, en vez de balas. Y porque esta historia la estoy escribiendo yo y me doy el papel que me da la gana.
Hoy siento mas que nunca el ataque profundo y consciente que se le está haciendo al mundo de la cultura (de esta cultura india) que suena incluso a venganza. Y me gustaría que no me preocupara, pero me preocupa.
Como me preocupa ver a la gente sin trabajo, a gente con ideas, a gente sin futuro.
¿Y yo qué coño puedo hacer para ayudar a esta gente? Me pregunto.
Poca cosa creo. Me puedo llegar a sentir un poco impotente incluso. Pero pienso que aun me quedan balas, perdón flechas. Y no me queda mas remedio que gastarlas. Y cuando se me gasten, fabricarme más. Esa es la ventaja que tenemos los indios, que podemos fabricarnos nuestras propias armas.
Yo te digo una cosa vaquero: en mi casa no me pienso quedar lamentándome. Ni vas a conseguir que me vaya a otras tierras. Si no quieres cultura la vas a tener por duplicado, por triplicado. Multiplicado por mil.
Hay que contraatacar con más cultura.
Yo desde aquí, desde este rincón del mundo que a todos conquista y que Napoleón no pudo conquistar os digo que no estoy escondiéndome. Estoy fabricando flechas.
Yo pienso seguir inventando, seguir maquinando, seguir fabricando porque pienso que tengo mucho que hacer y mucho que contar todavía.
Y me emociona pensar lo mucho que te queda por contar a ti, persona a la que admiro, artista con el que disfruto y me hace reír y llorar y emocionarme y pensar.
Sois muchos los indios artistas que me hacéis sentir cosas. Ya seáis Sioux, cheyenes o arapajoes que joen.
Os admiro porque me hacéis pensar. Porque me hacéis llegar a pensar que pensando puedo cambiar el mundo.
Por eso os animo a que sigáis inventando, a que sigáis fabricando flechas, y las disparemos juntos. Tantas, que no sepan ni por donde les vienen.
A ti que lo has hecho siempre y al que nunca lo ha hecho. Cuantos más seamos mejor. Todos somos necesarios.
El general Custer no nos va a echar de aquí. Estas son nuestras tierras. Jau.